domingo, 12 de octubre de 2014

Reseña de "Yo soy el Slavoj de la gente"

Yo soy el Slavoj de la gente. El nuevo libro del filósofo esloveno.
                                Yo soy el Slavoj de la gente es un libro que dará mucho que discutir en el ámbito científico. Aquí se nos ofrece esa original mezcla de verborragía, acidez y venta de humo sobre Lacan a la que tanto nos tiene acostumbrados este genial autor. "Corta la bocha", el primer capítulo de esta nueva entrega, cita el ejemplo de Cutzarida como el reflejo de una sociedad entregada a "prestar atención a nabos como ese o a escritores que abusan de la doble negación cuyas hipótesis más importantes las hace en campos irrelevantes (Zizek; 2014: 23)".
Con una escritura tenaz e inentendible, Zizek actualiza la problemática sobre el consumo de drogas en el segundo capítulo, titulado "Prefiero a los drogadictos porque son capaces de comprar mis libros". Sigue el curso autobiográfico: "aceptémoslo, me convertí en el Osho de los hippies pseudo intelectuales, pero mi mujer es un camión" (2014: 38),
Pero desde el tercer capítulo, la pluma de Slavoj toma un pulso inédito en su obra anterior, incursionando en terrenos como la futurología y la botánica. Así, en "94 observaciones sobre el futuro en mi lista del supermercado", nos dice que "la tendencia que observo para el futuro es que cada día que pase, todo se parecerá más a una gran catarata de diarrea que nos bañará a todos ininterrumpidamente" (2014: 479). "La mierda -agrega- puede volverse incluso moneda de cambio e iniciar un proceso de regresión en el capitalismo que dé paso a una nueva sociedad basada en valores distintos, como la mierda" (2014: 943). "Usted podrá ir a la tienda con un par de soretes en la mano y cambiarlos por cualquier mierda que se le ocurra" (2014: 944).
El siguiente capítulo, "acerca de la fotosíntesis" consiste en un trabajo práctico que le encomendara su maestra de 5to grado. "Decidí incluir este escrito dado que, pese a la modestía institucional de su momento, tuvo una gran recepción y el jurado a cargo" (2014: 1023). Esto es otro paso en el camino abierto por los discípulos de Althusser, quienes hace unos años publicaron un texto que escribiría para la materia "literatura" de 2º año de su secundaria, consistiendo en un cuento breve titulado "la asesiné por ponerse la gorra".
Definitivamente uno de los libros del año, por su magnitud de observaciones cínicas, iniciación de polémicas absurdas y sus desgarradoras construcciones de binomios. Válido para quedar bien con incautos, te puede hacer quedar como un pelotudo con atentos.

"Campanas en la noche" es mi tema preferido de Los Tipitos dice Zizek en su libro

sábado, 11 de octubre de 2014

La reificación de la poronga en Michel Foucault.

Presentación para las "XVI Jornadas de Sociología de Power Point. De la viñeta a la flechita de colores: nuevos desafíos para seguir robando"

Introducción
Michel Foucault era puto (Poulantzas; 1979: 59-75). Según cuenta la leyenda, se tuvo que ir del Partido Comunista Francés por puto y cagón a principios de los años '60. En ese momento ser puto y cagón no era visto con buenos ojos dentro del comunismo estalinista, como bien nos dice el boludo de Marc Lazar en un libro horrible escrito en francés con un título para nada ombligocentrista como lo es "El comunismo, una pasión francesa". Aunque desconfiamos de esa fuente, puesto que la sociología ha demostrado hace tiempo que el francés es un idioma que suelen preferir los putos, y los franceses suelen elegir hablar francés porque son homosexuales (podemos remitirnos tanto a Weber y su "Sobre la ética de los putos y el nacionalismo francés" como al más directo Simmel y su fundamental "Los franceses, además de drogadictos, son todos putos"), vale decir que los testimonios se encuentran sentados sobre el pelado de la verdad: Foucault era de esos que le gustaba lustrar glandes ajenos proveído no más que por su lengua como trapo y su saliva como Blem.


Nudo
Sin embargo no todos los putos tienen una militancia tan liminal en su amor por ser penetrado como este pensador francés, a falta de una profesión que lo catalogue mejor (el muchacho desvariaba entre la psicología, la filosofía, la antropología y la sociología, como si un ferretero vendiera también golosinas, paquetes turísticos y ofreciera asesoría jurídica). 
Foucault estaba atado a la propia tautología de la trolez: como sabemos, hay conceptos que en realidad suelen moverse de manera unidireccional, que se prestan siempre juntos y que suele ser imposible poder pensarlos por separado. Estamos hablando de la homosexualidad, la drogadicción y el sida. Los avances científicos de los años '80 demostraron que estas tres variables están tan pegadas entre si como los sociólogos de Harvard están pegados a las cuentas bancarias abultadas. 
Pero Foucault no trascendió los anales (ja) de la historia solamente por adscribir a estas cosas de trolo, sino principalmente por haberse entregado a un vehículo mucho más arriesgado, algo que pocos en estas disciplinas habían hecho: presentar su propio cuerpo como dispositivo total de la ideología.
Esto nos habla de la enfermedad mental, por supuesto, del exceso de drogas, pero también nos habla de la alienación, cosa muy común en los drogadictos. Veamos, las pistolas son una especie de proyección que los hombres hicieron de sus propios deseos de dominación vía uso de la poronga, es decir, una representación fiel de un caño duro que dispara y puede dominar al otro como deseo de todo aspirante al mote de "el más poronga". Pero, cosa de putos, la homosexualidad suele prestarse al pacifismo y ese tipo de cosas hippies, como por ejemplo, usar pasivamente el cuerpo (je) para representar un estado superior de la conciencia. ¿Estado superior decimos? Quizá nos equivoquemos. Si, nos equivocamos, porque a veces somos medio hippies y hay que tener cuidado con el hippie que llevamos dentro porque en el momento menos esperado se nos aparece con un charango interpretando algún verso esa gente que Sarmiento bien insistía que había que asesinar cruelmente. Por supuesto que no es un estado superior, sino la representación de una alienación enfermiza que no se cura con un baño ni con la lectura de la palabra divina; Foucault era puto y quería que su cuerpo representara el objeto más sagrado de los trolos: la pija.

Conclusión

En el cosmos de significados que nos ofrece el capitalismo tardío, la búsqueda científica es eso que sucede adentro del Google, después de buscar porno y no tener los mejores resultados                                                                                                                                                                                              Judith Butler

Dicen que Napoleón decía "vísteme despacio que estoy apurado" (Dicen que decía; en algún año:algún lugar). Claro, Napoleón era francés y, como dijimos antes, los franceses son todos proyectos de travestis. Y qué es la homosexualidad sino un fetiche por el miembro masculino! Y acá es donde se nos cuela la cosa esa de la reificación.
Hay un montón de marxistas drogadictos que han hablado de estas boludeces, que el fetichismo esto, que la alienación lo otro y así, sumando boludez tras boludez; pero hubo otros que se pasaron con la pepa y empezaron a darle bola a una palabra que si la pronunciamos con nuestro suegro probablemente nos eche de su casa: "reificación".
La reificación sería algo así como poner una cosa ahí medio artificial como si fuera algo que es por si misma, no sé, un quilombo de explicar. Hay que leer un montón de libros de fumones alemanes de principio de siglo xx para verlo: yo encontré en el Google un power point que decía cosas así pero no lo voy a pasar (Google; 2014:al lado del porno) porque en realidad lo perdí. Que se vayan a cagar los jorjaimer esos, lo concreto es que Michel Foucault puso su cuerpo al servicio de la poronga.
Veamos, por ejemplo:


¿Le parece a usted casual encontrar similitudes entre la vestimenta de este muchacho y la de este metalero homosexual?:

Claro, los dos usan camperas de cuero porque son putos. El vocalista que registrara discos como "Analgésico" o "Amante turbo" es tanto o más puto queGuido Suller. Pero Foucault va más allá, vamos con otra imagen:



Desaparece la campera de cuero pero se mantiene fijo otro elemento, la polera. ¡Y qué es la poronga, tan amada por Foucault, sino un pelado con polera!. Llegamos aquí a la cuestión nodal de nuestro esforzado trabajo: Foucault se presta a la reificación del sodape, es el desvario de la conciencia que hace el cuerpo entero de su mal sana humanidad represente no más que una pija erguida que busca un culo con pelos y huevos por delante. 


Resulta aquí más que evidente: la semiótica de la imagen no deja mentir, Foucault está representando una agarrada de bolas con su mano derecha y una sacudida de pija con su mano izquierda. ¿Será que en la teoría foucoultiana encontramos la ideología de izquierda y derecha como una dialéctica que representa las bolas como el conservadurismo que para salirse necesita ir a la izquierda y expulsarse? No lo sabemos.



Bibliografía:

MARX, Karl (1875) La cuestión homosexual y los putos franceses
POULANTZAS, Nicos (1979) Foucault: ¿puto pero bueno?
HABERMAS, Jurgüen (1986) Me ponen para engrosar bibliografías pero la verdad es que no me lee nadie, sobre todo los comunicólogos
ZIZEK, Slavoj (2009) Yo soy el Slavoj de la gente
MAQUIAVELO, Nikita (536 AC) En el futuro me harán decir cualquier cantidad de ridiculeces


viernes, 2 de mayo de 2014

La peor encuesta de la historia

El ranking se encabeza así: Soda-Redondos-Charly. Sigue un muy polémico "Los Piojos", sucedidos por la figura (Andrés Calamaro) que cierra la seriedad del jurado encargado de revelar los mejores 20 artistas de rock argentino. Supongamos que los puestos 6 y 7 son igual de polémicos pero dentro del marco de lo discutible (Abuelos de la Nada y Viejas Locas). Hasta ahí tendríamos el primer dato de que la lista fue hecha por personas que básicamente no escuchan rock.
El ranking en realidad es una encuesta de un diario español, que no termina de explicar muy bien cómo se han decidido cerrar en esos 30 nombres. Suponemos que para cualquiera es una tarea bastante complicada justificar todos esos 30 nombres. Imagine lo complicado que puede ser eso si encima entre esos nombres está además Intoxicados (con lo cual Pity aparece el doble de oportunidades que Charly García, a razón de la ausencia de Serú Girán, Sui Géneris o el proyecto que se quiera ya polémicamente incluir), Callejeros, Los Tipitos, Los Guasones, Turf, Los Rodriguez, Enanitos Verdes, y Kapanga. Las primeras 20 opciones que le brinda el medio español a sus lectores para decidir sobre lo mejor del rock argentino se completa con las mucho menos discutibles opciones de Divididos, León Gieco, Rata Blanca, Las Pelotas y Ratones Paranoicos. Pappo y Spinetta se revuelcan en sus tumbas brillando por su ausencia.

La peor lista de la historia se completa del puesto 20 al 30, cosa que dejo bajo su responsabilidad. http://listas.20minutos.es/lista/rock-argentino-265061/

jueves, 13 de marzo de 2014

Problemas de un hincha de Boca el 13 de Marzo de 2014

A falta de 12 partidos en juego, Boca (10p) está a 4 puntos del equipo que lidera el torneo (Colón, 14p) y viene de obtener dos victorias consecutivas. 678 organiza un debate entre militantes estudiantiles e invita sólo a gente del FVP, la UCR (!!) y el PRO (!!!!!); no hay representantes de ninguna corriente estudiantil independiente o partidaria de izquierda que gobierna muchos de los centros de estudiantes del país y que suelen ser los que copan las plazas en las marchas importantes para el internacionalismo.
Si vemos la sumatoria de puntos de toda la temporada (39), como si se tratara de los campeonatos europeos, Boca estaría (faltando también jugarse 12 partidos, 36 puntos) a 7 puntos del ocasional lider (San Lorenzo, 46) y con sólo tres puntos más podría superar a Lanús, Newells, Estudiantes y Belgrano para quedar sólo detrás del mencionado San Lorenzo y el club con el cual simpatizan los miembros de Tan Biónica. Edgardo Moca dice que 678 abrió un camino a la militancia juvenil y se compara con momentos del pasado. Claro que no menciona a los ausentes anticapitalistas e intenta darle una clase al muchachito del PRO sobre búsqueda de consensos y formas de construcción social de militancia. El buche de la UCR (los militantes estudiantiles de la Franja no sirven para otra cosa a esa edad) lo trata de profesor al panelista Moca para apoyarlo en su crítica mientras se reivindica con algo así como "nosotros como socialdemócratas (sic) reivindicamos el proceso institucional del proyecto del Código Penal, no con el contenido". Luego de esto, el niño que representa al Pro muestra claros problemas para sostener la construcción de oraciones .
Si Juan Román Riquelme (considerado por algunos viejo para jugar en el torneo de primera división) estuviera estudiando alguna carrera en Sociales, probablemente sería elegido representante de la juventud (concepto hoy bastante laxo). En 7 partidos jugados, Boca ganó 3, perdió 3 y empató 1. En los 3 que ganó, Juan Román Riquelme estuvo en el campo de juego. En el resto no. Por 678, perdón, por el FVP habla una chica que maneja el lenguaje tecnocrático del habitus kirchnerista a la perfección, Tampoco menciona la ausencia de las fuerzas que son mayoritarias en los espacios que ellos transitaron pero si se tomó su tiempo para señalar que el partido del chico que tiene una pésima relación con la lengua castellana (el que casualmente representa al PRO, lo que hace que su mensaje sea aún más tétrico) envió un tipo a la discusión del proyecto de reforma penal, y que este no es un año electoral. Es aplaudida por la gala de adjetivos que sabe adicionar a la mención de políticas públicas del actual gobierno, como si los adjetivos multiplicaran la cantidad de inversiones. Hay algo peligrosamente cínico en todo esto: para la producción de 678 la juventud está representada no en las universidades sino en esa suerte de vergonzosa meta-burocracia estudiantil en donde se encuentran asesores juveniles generalmente egresados de la facultad de derecho. Una increíble oportunidad para ver como nuestra generación de clase media no vino sino para empeorar aún más las cosas, para conocer las caras que mañana tomarán las más terribles decisiones mientras son unos tiernos jóvenes que demuestran su ciega fé en las bondades de la democracia burguesa y en los complejos y dudosos mecanismos institucionales de administración del poder heredados como resaca de un fracaso que se extiende en nuestra historia ya casi 5 siglos. Los panelistas interrumpen los aplausos dirigidos a sus invitados excepto a la muchacha del kirchnerismo (y a sus propios compañeros), empieza el saxofón y mientras se va al corte publicitario, la cámara enfoca a dos muchachas de la tribuna que visten remeras de La Cámpora. En todo caso, todo nos indica que si la televisión quisiera realmente mostrar qué opina la militancia juvenil de los temas tratados, debería pedir la opinión de ese tipo de personas (el público de tribunas) antes que de quienes transitan sus horas en oficinas y en di . La chica anuncia un festival de La Cámpora contra la represión policial, en ocasión de un evento en donde unos policías municipales corrieron de una plaza a unos muchachos con algo así como golpes más o menos medidos. Debe ser que vengo de un planeta extraño, el planeta donde nos preocupamos por la desaparición de Luciano Arruga y Jorge Julio López, los asesinatos de Mariano y Cristian Ferreyra, (dos sujetos completamente diferentes unidos sólo por su apellido y por el hecho de que fueron asesinados por mafias beneficiadas en los últimos años con un firmemente aparente amparo tácito de la policía de la zona) y todo ese largo etcétera que cada vez obliga a agrandar más los discursos de la izquierda que lo sucedido con La Cámpora y una policía municipal no parece ser excusa para omitir aquellos incidentes para un festival que pretende generar conciencia sobre el accionar policial en tanto posible represor de movilizaciones populares.  

Me permito pensar, mientras la televisión estatal emite un anuncio una telenovela de producción propia protagonizada por Andrea del Boca (becaria estatal de lujo como toda la productora de 678) en que aún sin salir campeón, con una campaña mediocre Boca podría alcanzar la clasificación a la Copa Sudamericana, que significa a su vez una chance más para clasificar a la Copa Libertadores, obsesión principal de muchos hombres y algunas mujeres en este país.

domingo, 16 de febrero de 2014

Si hay dependencia, que no se note

I
Habiendo pasado el redondo del 10, seguimos regodeándonos de las maravillas del progreso con imperfecciones que nos ofrece el arco de aquello que está casi todo a la izquierda de los "gobernabilitables". Los astros se regodeaban en una primera parte por la efectividad discursiva de los múltiples latiguillos posibilistas que los encausaban. Y de tanto encausar el discurso en el seno de lo posible, se fueron creando las condiciones de interpretación del futuro próximo con axiomas que vienen siendo por lo menos menos amarretes.

II
Si, por bruta simplificación de un principio básico del materialismo marxista, las formas de nuestra relación con los medios de producción determinan nuestras formas de interpretación de esa relación, todo proceso de lucha contra la explotación capitalista debería, bien que sin desatender el frente "subjetivo" o de discusión ideológica de masas, centrarse principalmente en las condiciones que permitan desnudar las características estrictamente antagónicas inherentes a cada una de las clases, cuya coexistencia se resuelve contradictoriamente con avances y retrocesos en las posiciones de cada uno.
La característica esencial e ineludible de una sociedad en donde rige un sistema capitalista de producción es que los medios de producción están concentrados (monopolizados) por una clase (la famosa "burguesía"), sumiendo al resto de la población (la inmensa mayoría proletaria y subproletaria) al intercambio alienante de su cuerpo-fuerza de trabajo (o sufrir las consecuencias de no poder venderlo) para servir en el proceso de producción a cambio de sólo y tan sólo aquello que sea indispensable para asegurar la reproducción de su productividad. Las historias de las sociedades capitalistas, sea cual fuera, suelen mostrarnos claros ejemplos de resolución de estos antagonismos, que pudiendo variar generalmente en ajustes disciplinadores, como la baja generalizada de salarios hasta la extinción sangrienta de sujetos implicados en la lucha por la resolución popular ese antagonismo también pueden resultar en la tercerización de los efectos y postergación del conflicto (mejora de las condiciones de la población local por explotación de recursos ajenos a sus límites, retroceso de la lucha obrera nacional por explotación de países económicamente colonizados).

III.
En este marco, la República Argentina, como gran parte de América Latina, viene siendo insertada mundialmente al menos desde hace al menos 40 años ya no sólo como un necesario exportador de materias primas sino también como un conejillo de indias en cuanto a políticas públicas (de seguridad, educación). Los economistas de Chicago han encontrado harta recepción y disponibilidad para su "trabajo de campo" en países como Argentina y Chile, pero lo que no deja de ser menos interesante es como incluso las formas de gobernabilidad de las poblaciones conflictivas son también materia de experimentación. Desde el Plan Cóndor hasta la interpretación policialista de los problemas securitarios (teorías de la guerra a las drogas o de las ventanas rotas, consecuente militarización de los barrios "peligrosos" y crecimiento de la población carcelaria), las intervenciones del Estado en materia de seguridad y administración de la población tuvieron siempre una fuerte vinculación con las sugerencias del establishment securitario del primer mundo casi de la misma manera que la cartera de economía fuera ocupada por embajadores de los Chicago Boys. Milton Friedman llegó al sur piloteando otro de los vuelos de la muerte.

IV
Perón se enfrentaba a una elite que se había alzado con una interpretación elitista de la cultural europea alimentándose sobre todo del capital inglés, especulado como un patrón del bien al cual debíamos adecuarnos y ajustar políticas públicas. En este contexto, la forma del enemigo se construía como un hipócrita burgués del jockey club que habla sobre la productos culturales franceses o alemanes mientras arregla su apoyo a distintas candidaturas que apoyarán sus intereses comerciales. El peronismo debió configurar una retórica capaz de unir un item social más poderoso que el de los lobbystas, con semejante poder de movilización como para justificarse su propio papel destacado en la dirección social. Lo que estaba en frente entonces era una crisis de las formas derivadas del colonialismo capitalista inglés, y un poco más errantemente, a la moralina europea del progreso elitista.
Pero a pesar de subsistir los sometimientos productivos de la mayor parte de la población, los comandantes del capitalismo y sus siervos de alguna manera se ha degradado profundamente en lo intelectual. Así como en un frente nos encontramos enfrentando las consecuencias más miserables de la degradación neoliberal (sobreponerse al genocidio, a los malentendidos y descomunicaciones, a las enemistades internas, y un largo etcétera en donde se incluyen inexorablemente cuestiones institucionales como la destrucción del sistema educativo), el "frente capitalista", a pesar de haber aumentado sus posibilidades de control de la reproducción material de las relaciones (control post-fordista de la población o nuevas formas de biopoder empresarial), ya no se esmera por intentarse productores de una cultura elevada respecto de sus explotados. En su afán de embrutecer a la población, parecieron haberse embrutecido ellos también.

Los enemigos de aquella sociedad  de posguerra (a los cuales Perón había identificado con maestría, más allá de que podamos disentir en la forma de resolución del conflicto) tenían herramientas discursivas de sobra como para justificar el relato del peronismo en clave persecutoria, máxime que efectivamente el primer peronismo intervino profundamente universidades e instituciones culturales del Estado (un contexto bastante diferente al actual) con el fin de modificar incluso los fines morales de la producción cultural y científica. Así, muchos sectores que "podían hacer" durante el liberalismo conservador de las décadas anteriores (clases medias urbanas integradas políticamente por el radicalismo, vanguardias artísticas, culturales y universitarias, más o menos desconectadas de la discusión burocrática) se vieron limitados en su poder de acción no sólo por la irrupción de las masas a la vida social, sino también por la transformación de los dispositivos institucionales en un momento de apertura a las masas.

Pero imaginemos las transiciones materiales que ha sufrido nuestra sociedad a lo largo de las últimas décadas. Si bien es algo que sucede globalmente, la hegemonía del capitalismo norteamericano penetró violentamente la estructura productiva argentina desde los años '70 y comenzaron a importarse suertes de dispositivos culturales (aún al día de la fecha) ligados a la frivolidad del éxito material en un contexto de una fragmentación fenomenalmente crítica. El éxito ya se fundamenta cada vez menos con papeles que muestren una construcción personal; el ethos neoliberal (como si se desprendiera dialécticamente de un nuevo modelo de super-hombre nietzchiano, super-individualista) se basa en el poder de aprovechamiento de los recursos proporcionados por la timba financiera y las facilidades estructurales encontradas para transformar casi mágicamente el dinero en más dinero. Casi todo todo el rubro "servicios" sirve como el gran policía del capital especulativo: soldados del capital se encuentran hoy también en los miserablemente explotados en un call-center para ofrecer las "ventajas" de distintos tipos de endeudamiento, en los miembros de la industria de marketing y la publicidad desde el minuto cero de su vinculación y los difusores mediáticos de estéticas frívolas, y también en todos los empleados nacidos de la nueva administración contable y ligados a los "recursos humanos" de la industria privada. La perpetua sujeción al intercambio periódico de los recursos comunicativos que se presentan como determinantes para la construcción de nuestra imagen pública (desde cambiar el celular para no quedarse afuera de las nuevas aplicaciones o comprar una tele con hd para ver el cable digital, pero también el acceso al automóvil, a la moto, o la disposición de ciertas drogas cumplen su función aquí como insumos de legitimación) es una herramienta imprescindible del capital, pequeñas armas dispuestas a disparar necesidades de consumo cada ve con mayor frecuencia; así nuestras formas de vida fuera del tiempo de trabajo (el ocio, la recreacion, lo que hace también a nuestros perfiles personales) están vinculadas intensamente a los vaivenes de la estructura productiva cuando el consumo tecnológico está altamente dolarizado y gobernado por avances industriales externos. Si sobre esas bases materiales de producción  y consumo se construyen nuestras relaciones de comunicación, algo de toda esa dinámica volátil e indivualizante quedará impregnada. En el post-fordismo, el obrero fuera de su lugar de trabajo no sólo puede ser un consumidor, también puede seguir siendo un productor.

El gran caballito de batalla para fundamentar la explotación de los grandes capitalistas desde el origen de sus tiempos, el factor riesgo de la inversión, fue transformado en el neoliberalismo para estructurar violentamente prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana. Los sectores de seguros y de control de litigios han crecido de manera fenomenal. No es sólo que sea necesario que más gente utilice automóviles individuales: además es imprescindible que consuma productos fincieros o servicios que aseguren su inversión. Dicho de otra manera, no se trata sólo de vender el producto, si no de vender las condiciones para su disfrute, lo que equivale a decir que no necesariamente los productos puedan ser consumidos con goce por si mismos, sino que a su disfrute hay que asociar toda una condición de riesgos que el consumidor querrá felizmente evitar, todo lo cual abre un campo enorme para la venta de otros productos y servicios: "las necesidades no existen, se crean" le dirán a más de un despistado en alguna entrevista para algún trabajo de telemarketer en llamadas salientes, en un brutal ejemplo de iniciación en la religión del capital.

V.
Si suponemos entonces que el kirchnerismo es un momento de la lucha de clases en donde se ve una organización algo más fuerte de los sectores populares en contra del establishment económico, sea esto ejemplificado por una mínima re-proletarización y aflorecimiento de la discusión sindical, por la revitalización de la intervención social del Estado, o también por la proyección nacional de frentes decididamente anticapitalistas como el FIT; en general, se sea o no kirchnerista. La sociedad argentina discute en las primeras planas de todos los diarios y como pocos países del mundo cuestiones como la asistencia económica universal a la población (a favor y en contra de su existencia, a favor y en contra de su forma de implementación), la regulación del comercio exterior y las formas de control sobre las grandes empresas, pero también el aborto, la legalización del consumo de marihuana y en pocas semanas será sobre una de las madres de todas las luchas, la lucha salarial. Esto pudo haber sucedido gracias al "ingenio" del "modelo nacional y popular" o también podemos entender que los explotados se fueron organizando desde finales de los '90 de manera tal que recuperaron cierto poder de iniciativa que obliga a las elites gobernantes a dar cuenta de algunos de las demandas que son imposibles de obviar.

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Lamentablemente, y mal que le pese a algunos, estos últimos años tuvieron mucho más de Amado Boudou que de Horacio Gonzalez, mucho más cercanos a una reinterpretación liberal de Frondizi que del primer plan quinquenal, y en materia de seguridad solemos escuchar mucho más a ex comisarios de Ruckauf que a progresistas afines como Saín o Arslanian. El kirchnerismo devino en una suerte de obsesión por la estabilidad, con algunos cambios inclusivos y otros fragmentadores, un aspecto que marca la gran diferencia con prácticamente todos los gobiernos de la historia argentina. Su primer gran ajuste responde no a necesidades estructurales de la economía (porque se podrían haber ensayado cientos de medidas progresivas antes que la "libre" fluctuación ascendente del dólar) sino a la satisfacción del deseo de aquellos que dicen poder generar alguna inestabilidad. Poco importaba coordinar esa política con el anuncio del plan Progresar: de hecho por el flujo devaluador de los días siguientes, los ingresos en dólares harán una diferencia superior a la inversión del plan.
Pero estabilizar también significa crear los malentendidos necesarios como para que las interpretaciones disidentes (y no precisamente el Satánico Grupo Clarín, otro de los ganadores económicos de la década) no fluyan lo suficiente, por apelar a la anulación del oponente (Durán Barba tiene sus seguidores kirchneristas en más de un barrio, universidad, sindicato y medios de comunicación, y esos si que saben penetrar capilarmente), y, en general, por no dejar construir (Proyecto X e intervenciones similares).

Mientras Evo Morales y Chavez, nos gusten más o nos gusten menos, menciona(ba) al capitalismo como uno de los grandes enemigos del campo popular, dentro del kirchnerismo viven rebrotando figuras de la UCeDé y hacen hacen cola para explicar por qué el ministro de economía no es marxista, por qué los capitalistas tienen que ser amigos de este gobierno y cómo el modelo de desarrollo con inclusión se trata de un capitalismo en serio. ¿Por qué hay que sencillamente aceptar que se renuncie al combate discursivo del capitalismo cuando para colmo de todo se sobreinsiste con la importancia de la construcción discursiva, máxime en un momento en donde sus fraseos gozan de tan buena salud?
Esta suerte momento de desarrollismo liberal con histéresis culturales del neoliberalismo pudo desplazarse de todo menos del capitalismo y peor aún, del consumismo capitalista. La revitalización del mercado interno parece no haber significado la mejora cualitativa en las condiciones de trabajo de las grandes mayorías, sino en el simple hecho maldito del consumismo: desde las llantas o un 25 hasta la cartera y un ipod, poco importa cómo se llegó hasta ahí, sino si fue pronto y dio resultado. No sólo la alimentación del núcleo familiar sirve de motivación para resignarse a condiciones dudosas de contrato, falta de aportes, horas extra, mínimos de productividad, pésimas condiciones de medio ambiente en el trabajo y un largo etcétera. La argentina se muestra toda otra vez frágil frente a las necesidades de los grandes agentes del mercado: kirchnerismo acumulado, se suma una devaluación porcentualmente semejante a la del gobierno de Duhalde, que abría  el torrente cambiario luego de 10 años de convertibilidad (1 a 3, 3 a un 8 que se parece mucho a un 9). Si hay dependencia, que no se note.

sábado, 25 de enero de 2014

Verano verde

Así como la Ford ha contribuido con carrocerías que por algunos curiosos sujetos mejor eran queridas ser vistas en verde, viene existiendo un ciclo medido en un decenal de años (recordándose 4) en cuyo pico los "enrarecimientos" y "crispaciones" de los humores sociales se vieron acompañadas de una intensa estrategia vaciadora de los sujetos más empoderados económicamente de nuestra sociedad, quienes depositaban el el fruto de su honrado trabajo en nada más y nada menos que uno de los dispositivos contemporáneos más destacados entre los que poseen el color verde. 
Claro que no estaba previsto que este último se tardase tanto, lo cual de ningún modo debe hacernos olvidar de la función cíclica de la crisis en tanto válvula de escape que propone un nuevo respiro  a los eternos empoderados frente a circunstancias generalmente ligadas al avance de posiciones u ofensivas de sus sectores antagónicos, pero muchas veces también gracias al inmenso poder de su magia creativa, un arte de inventar poco esperado en las teorías ortodoxas. 
Mientras quienes debieran poder surfear en la cresta de la ola con el poder de dirigir a la ola misma no solo no lo hacen sino que están lejos de hacerlo, así es como suele quedar demostrada la capacidad vanguardista de los grandes poseedores. Una de las características de su ofensiva es sembrar de malos entendidos el terreno del rival y enriquecerse con las torpezas que dificultan una mayor integración solidaria de sus oponentes, generalmente electores de dudosas coaliciones que se apoyan fuertemente en el discurso. 
La esperanza es verde porque no hay modo que sea de otro color, o si, pero cuando el mundo dejó de mirar al cielo e identificarla con el azul su lugar en el imaginario parecería haber sido ocupado por el color de las materias y además de simbolizar la riqueza más que el oro es recordado con menos frecuencia como color representativo de ciertos elementos de la naturaleza que favorecen la producción de oxígeno y cada vez escasean más. 
La paradoja es estar en un momento donde suceda a la vez que el verde gendarmería se encargue de los problemas de disciplina de los lumpenempoderaditos y que no obstante a estos se les extiendan derechos básicos de una manera bastante mínima pero bastante al fin aunque comparables cualitativamente a la extensión de los derechos de obtener esperanza verde para los más exitosos acaudalados de nuestra Nación. El excedente sigue siendo repartido de manera atrozmente desigual aunque el Estado se haya encargado de paliar algunas de las situaciones más miserables; así y todo, el mainstream comunicativo se ha encargado de hacernos interpretar que la opinión pública adhiere conscientemente a los principios básicos de las teorías económicas de la Escuela de Chicago y por lo tanto las quejas que se señalan más importantes son las que abordan de un modo crítico ciertas intervenciones del Estado que no habían sido puesto en marcha desde hacía largas décadas. 
La importancia de esta licencia otorgada graciosamente por gran parte de los interpretacionistas (de toda tendencia política) a los monopolios mediáticos radica en que es el primer paso para la construcción de los perfiles políticos aparentemente deseables.