sábado, 26 de octubre de 2013

"El Domingo son las elecciones"


La puta que me parió! Tano Pasman, Junio de 2011

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Detenerse en observar el arte del debate político de la campaña es suficiente para entender por qué la frustración de expectativas del Tano Pasman al ver que los jugadores de su equipo no son capaces de responder a exigencias que el necesario camino para ocupar ese espacio ya debería ponerlos en situación de superar. Slogans basados en la nada misma, debates que parten de disparadores ya viciados y son aceptados sin objeto, todos apuestan por ganar la carrera por ver quien entiende mejor “lo que quiere la gente”, por ver quién es el más condescendiente con su propio público: hasta los errores ajenos son relatados para los propios.

I
Se está tratando el viraje de la última campaña política, dominada por la cuestión de la “inseguridad” como un supuesto giro de la política mainstream hacia la derecha. Esto significaría suponer al menos que la política de primera plana alentaba anteriormente sus discusiones de acuerdo a problemas públicos inducidos desde posiciones menos conservadoras y que el indicador de este viraje lo da el resultado las PASO en las cuales cerca del 35% de los electores en la provincia de Buenos Aires acompañaron una propuesta netamente pro “mano dura” por ser Sergio Massa un perfil conservador prometedor de orden público, acompañado por un 10% del no menos derechoso De Narvaez, quitando cargas de responsabilidades en quienes intentan construir un kirchnerismo progresista por no poder asegurarse soluciones de continuidad descartando liderazgos de figuras no menos lejos del progresismo como Daniel Scioli.
Así las cosas, se llega al colmo de naturalizar la cuestión de la derechización del discurso de Martín Insaurralde, en clara sintonía con las mediáticas demandas de mano dura y castigo físico de la pobreza (a las cuales ya sabíamos que adhería el gobernador de la provincia), justificándolo en una necesidad de “escuchar” las demandas de la opinión pública que estarían pidiendo esto “claramente”. El kirchnerismo, buscando creerse el único blanco fatal del terrorismo mediático, dio el pésimo ejemplo de victimizarse más que las propias víctimas de esta nueva meseta de violencia social, creyéndose más afectados y necesitados de auxilio que las mismas familias que habitan los barrios populares ahora con peaje gendarme gracias al cierre de sus fronteras por el despliegue de 10.000 agentes de esas fuerzas en pleno ejercicio de disciplinamiento social1, con pleno derecho de reprimir pero absoluta discrecionalidad para defender ciudadanos.
En el centro de la escena las cámaras. El conurbano constituye el foco principal de las elecciones nacionales por la cantidad de electores, pero también allí se ponen en práctica algunas de las formas de acumulación territorial más nocivas para la democratización de la democracia a manos de cowboys mercaderes de votos. Algunos de ellos van logrando disimular su escaso interés por operacionalizar el discurso de los derechos humanos, otros pasaron a manejar territorio para Massa (si no se encontraban ya en otro mercado); lo cierto es que en las paredes parece exhibirse una competencia por encontrar quién promete mayor cantidad de cámaras de seguridad en la vía pública y despliegue de fuerzas del orden en las calles. La evidencia de que el mayor despliegue de fuerzas de seguridad sólo marca retrocesos en el respeto y la plena extensión de los derechos humanos y la ciudadanía a los vecinos de los barrios estigmatizados parece no ser puesta nunca sobre la mesa. Muy contentos distintos sectores empresarios, entre ellos la multinacional japonesa NEC y las distintas cámaras de seguridad privada, quienes están recuperando con creces sus inversiones realizadas en el mercado de control del miedo. Si De Narváez ganó las elecciones legislativas en 2009, es porque fue lo suficientemente hábil como para extender en el sentido común que existir dentro de los límites del país sería una razón suficientemente legítima como para sentir temor, paranoia y justificar las histerias insecuritarias. La figura de De Narváez ha cedido terreno, pero las causas por él defendidas se han fortalecido mientras el progresismo se entretenía por armar bombardeos mediáticos auto-referenciados en 678.

II
Pero el sostén ideológico de la política de cámaras de seguridad está en la transformación casi planetaria de las últimas décadas: las clases medias educadas desde años están en un proceso de transformación que las llevaron a justificar demandas de orden totalizadoras. Entendiendo bien que la policía y las distintas fuerzas armadas en los períodos de consolidación institucional democrática fijan sus intervenciones con cuidadosos arreglos de clase, todo transcurre como si la opinión pública educada se reservara la violencia policial para los polemistas a quienes arroja sin brindarles protección, los que van a decir lo que la mayoría no quiere escuchar. En este contexto se inscribe la lógica massista, heredera de un híbrido de construcción política que lo cruza entre Macri y Scioli. Causa nauseas el discurso público del comodín operado por el círculo rojo de Clarín, principalmente por rozar límites insospechados para la indefinición política, escondiéndose bajo un precario diccionario cargado de analogías que muestran no sólo un profundo desconocimiento de los campos con los que intenta trazar el vínculo con el fraseo común sino también de la dinámica política subterránea (lo cual no indica que no pueda reunir asesores suficientes). Esas fronteras de la indefinición fueron expandidas y reconocen abiertamente la influencia de las estrategias discursivas del gobernador de la provincia, quien hasta el ascenso mediático del ex-intendente del partido de Tigre era el rey de la disciplina y hoy frente a semejante rival en la la tendencia tautológica e indefinida del discurso parece ser el mismo Lenin en vísperas de Octubre de 1917. Que se entienda, sólo en el desarrollo de la capacidad técnica para afirmar su discurso sobre la plena falta de definiciones concretas (con la pradójica excepción de la creencia de necesidad de despliegue militarista).
Un excelente perfil de la revista Anfibia2 destaca su desarrollada volatilidad ideológica y partidaria, que lo habilitó a pasar de la UCeDé a las fuerzas territoriales del gastronómico Luís Barrionuevo en tan sólo una charla. Lo cierto es que todo ese pasado tenebroso parecía no ser importante previa su incorporación al modelo para manejar la ANSES en proceso de timidísima recuperación (en cuanto agencia pública) o la jefatura de gabinete. Así reaparecen figuras como las de de Aldo Rico y tantas otras de lo más nefastas de la historia reciente, diversificaciones anibalistas de inversiones políticas (Villordo), o desastrozos candidatos mediáticos como Walter Queijeiro en Quilmes: tipos que son capaces de decir en público que las mujeres “tienen que estar en la casa lavando los platos”, que hacen gala de su infinita ignorancia y falta de tacto, para quienes lo popular está ahí donde se esconden los peores vestigios de una sociedad altamente machista, conservadora, católica y gorila. Massa entendió sin embargo que en el kirchnerismo no era todo a torta o caca, que la población no está dispuesta a ceder terreno en cuestiones como la AUH y la recomposición de los haberes jubilatorios. En cuanto a la política de Derechos humanos, clave angular para entender qué tipo de construcción ciudadana proponen los distintos oferentes políticos, todo se carga a cuenta de la “coinciliación”: está claro que ““avanzamos”” hacia un modelo securitario de profundización de las fronteras de clase que suponen mayor presencia policial y gendarme en las calles, cosa que la gestión del actual gobernador demostró no estar dispuesta a cambiar y, sea como sea, el gobierno nacional ya ha aprobado con la enorme difusión del Plan Centinela en las emisiones de Fútbol Para Todos.

III
El otro candidato del miedo, pero que no supo aprovechar la lógica de la histeria para consolidarse, parece ya no tener ningún plan que sostenerse a si mismo y perfilarse como un aliado potencial, es decir, ser un híbrido que tiene un pie en los “círculos rojos” y otro en la arena política mediática, como si una banca en la cámara de diputados se honraría con trabajo televisivo y no con labor parlamentaria. En su nueva agenda se ve un moderado discurso agarra-todo, que habla de la cuestón de la protección medio-ambiental como problema de agenda en la misma tónica que Coca Cola ofrece “concientizar” por promocionar un agua envasada en botellas que usan 20% menos plástico. El discurso ambientalista es la veta progresista de la que intentan prenderse algunos impresentables, no por proponer control de las industrias contaminadoras sino por poner la responsabilidad en el individuo: el medio ambiente se protege tirando papelitos en cestos de basura coloridos y obligando a una mínima porción de la población a separar sus residuos, proponiendo un nuevo orden de consumista eco-friendly. Sin embargo la centralidad de su discurso se la lleva “la necesidad de pacificación”, concordancia “con todos”. Así por momentos parece que nos encontramos en las vísperas no de 1976 pero si de 1955, donde se le achacan las responsabilidades por la conflictividad social al armado político de la vereda de enfrente y no a la mierda que le hicieron creer a amplios sectores de la población por el racismo recalcitrante que se expresa en el desprecio al asistencialismo estatal. Su propuesta y la de Massa no es la de extender ciudadanía y participación para salir de la lógica asistencialista, sino desvalijar la recomposición del Estado, desregular aún más el mercado de trabajo para que los empresarios amigos sigan rapiñando como siempre.
Y, fundamentalmente: insistir en que habitar dentro de las fronteras del país es una razón suficiente y plenamente legítima para sentir miedo para luego sostener que Brasil debería sernos un ejemplo de desarrollo. Lo que De Narváez no se molesta en decirle a la audiencia, probablemente por falta de tiempo ya que seguramente él está enterado, es que Brasil tiene indicadores de violencia social que hacen parecer la situación nacional una comedia romántica no obstante la gravedad ineludible de las conflictividades locales.
No dejan de ofrecerse así también expresiones de lo más recalcitrantes para el mínimo uso del cerebro, como la del “Momo” Venegas, un socio-bufón del empresariado rural, hacedor de algunos de los peores delitos de estafa al Estado y a los trabajadores de la última década, un representante sindical que se beneficia del trabajo esclavo y la extrema precariedad del trabajo rural, una rama escasamente regulada por los distintos Ministerios de Trabajo más allá de algunos informes publicados en Página/12 con fines más bien de orientación electoralista que de búsqueda de justicia y condena a semejantes atrocidades3.
Luego aparecen los eternos militantes del status-quo. “Tenemos 2 años de transición que no van a ser sencillos” dice Margarita Stolbizer en la cadena de televisión oficial del empresariado más cínico y concentrado de la Argentina (TN), mientras presenta un frente “diverso” al que intenta dotar de características pacificadoras imposibles de sostener cuando muestra su limitadísima y anacrónica capacidad de análisis de la coyuntura política al suponer que nos encontraríamos frente a una disputa interna del “PJ” enmarcada en una falsa oposición entre Massa e Insaurralde, quienes serían tan sólo caras renovadas de los Cafiero que luego apoyaron a Ménem, Duhalde y Cristina Fernandez, resumiendo por extensión las diferencias políticas de la interna Menem-Cafiero en 1987 a simples cuestiones de matices. Cuidándose de no decir la palabra “peronismo” y menos aún de invocar a Juan Domingo Perón, agrega pelos a su cuerpo cuando, siguiendo el set-list que le plantea el sicario mediático, dice sobre Moreno: “un energúmeno que piensa que la economía se maneja apretando empresarios”. Sin ser Moreno siquiera un cuadro político decente, está claro que la estrategia económica del frente de la tibiedad gorila en caso de gobierno no será avanzar sobre los consolidados privilegios del empresariado concentrado. Estar a los besos con un candidato que en la elección previa optó por juntarse con el mismísimo De Narváez (Alfonsín hijo) y entonces llegó al congreso gracias a esa alianza como si de tal cosa pudiera volverse tan pronto para quienes intentan mostrarse siempre dentro de proyectos “progresistas” no merece mucho análisis. Es un frente de clase media que, como toda la clase media tibio-progresista, se refleja en los modelos socialdemócratas europeos con un claro desprecio por las expresiones populares locales (ni hablar del gorilismo inocultable de sus miembros). De momento todo parece indicar que un virtual 2015 nos trae el mismo perfil de mierda como presidente: Scioli, Massa, Macri. E Insaurralde, quien busca posicionarse también como alguien que “soluciona los problemas de la gente”.

IV
La capital domina por su condición estructurante y son sus habitantes y sus calles quienes terminan siendo escuchados y haciendo las veces de opinión pública, no importa si son partícipes del infantilismo kirchnerista de clase media (muy lejano de experiencias territoriales como el Movimiento Evita), estudiantes del Pellegrini o jóvenes Pro: todos son parte del microclima porteño que define los términos de las discusiones políticas nacionales y se han construido en relación a si mismos de manera tal que la especulación sobre giros políticos es muy limitada. Por exagerar una impresión muy personal, las diferencias ideológicas de los sectores politizados de la capital terminan siendo una nimiedad frente a la materialidad que los une y dota de una misma “lógica práctica” según la cual “el conurbano es una selva” y las clases populares son siempre objeto de intervención (“algo hay que hacer por ellos”) y no un interlocutor.
En algunos sectores de la izquierda es fácil reconocer que este interesante aumento del electorado que se traduce como un evento histórico para la vida política las vanguardias marxistas en la Argentina, está nutrido no solamente de militantes y activistas “convencidos” y dispuestos a avanzar en las causas mínimas que defiende la plataforma, sino también de muchos otros que adhieren por la insistente repetición de las deficiencias del gobierno y hacen su experiencia kitsch gracias a la seducción de la estética discursiva antes que por los postulados del programa político.


Epitafio I. Libertarianos y la ideología de los “círculos rojos”
Se perfila desde hace ya varios años una suerte de regurgitación de la ideología neoliberal con base en las élites globales en proceso de plena integración a través del consumo transnacional. No se trata de una elaboración ideológica con las complejidades propias de un sistema de pensamiento per se abarcativo con probabilidad de respuestas (satisfactorias o no) a un núcleo mínimo de problemas sociales, sino la repetición reelaborada de supuestos mínimos que anidan sobre la forma de expansión neoliberal del capitalismo, es decir, desde las estrategias estructurantes del capital para sortear su perpetuo proceso de contradicción con el trabajo. No es casual que la elegida para transmitir semejante mensaje para la Capital Federal sea una chica como la modelo Luisa Bunge, quien se asegura todos los números para la rifa de estereotipo de mocosa insulsa hija de ricos al momento de proponer el fin de las diferenciaciones entre "derecha"-"izquierda" para anunciar que la dinámica del debate político debería estar de ahora en más dada por el binomio "autoritarios"-"liberales", gracias a la influencia de "algunos posmodernos"4. Hablando de regurgitaciones, su padre fue liberal toda la vida y efectivamente es un rico exportador agropecuario. En este contexto la niña exclamó la necesidad de privatizar todos los transportes, postulándose para ocupar un espacio en el Estado al que ella misma quiere desdibujar tras haber sido conmovida por un congreso de “Libertarians” (pronunciando en un exagerado inglés incluso para los que conocen el idioma) al que fue a trabajar como recepcionista. La niña sacude sus jugosas pulseras y verdaderamente parece figura ejemplar de la audiencia de Lanata Sin Filtro. Pero no olvidemos que la ideología libertariana es como un carro hecho a medida de los que tienen tanto éxito que tienen que pagar grandes impuestos, Lanata manifestó su adhesión a este pensamiento. El gran ganador del último ciclo político tras Massa, la figura que mejor supo aprovechar el descontento cultivado por quienes él representa gracias a sacarle el “fuck you” a su público en su cara y grabar falsos cassetes, se reivindica dentro de este espectro-regurgitación ideológica que se presenta como una reencarnación actualizada de la UceDé.
En el campo mediático, todos los participantes están aceptando las reglas del juego impuestas por estos sujetos que dominan las pantallas,  participando en sus espacios sin objetar formatos o bien imitando sus formatos donde lo instantáneo y las necesidades del minuto a minuto se comen las reflexiones, cometiendo los peores errores de trasvestimiento ideológico. Si no es entrando en la promoción de la instalación de cámaras de seguridad y la fumigación militar de los barrios pobres, es atando la cuestión del crecimiento económico a los indicadores del INDEC (suponiendo que estos son reales o suponiendo que su falsedad es el origen de todos los males), a la cuestión de la compra de moneda extranjera, sin proponer nunca alterar el todavía vigente modelo monoexportador de alta dependencia del mercado internacional, manteniendo el funcionamiento impositivo del Estado en base de un impuesto regresivo como el IVA. Parece ser que sólo un improbable avance vertiginoso de la izquierda o un radical giro progresista del kirchnerismo nos salva de un futuro gobierno indiscutidamente conservador en todas sus facetas.


Epitafio II.
Y discutir en estos términos no sólo es ceder terreno por suponer que se llega a mejor audiencia, es dar la batalla por perdida y no proponer escenarios alternativos; adherir con quienes afirman que las causas populares se encuentran en retroceso en la arena pública no es solamente un juicio que acusa miopía sino un gravísimo error de interpretación de la construcción hegemónica del kirchnerismo en su momento de mayor éxito. Es suponer que ese épico 54% estaba conformado por una mayoría de convencidos de las causas de los derechos humanos que miran con simpatía las reintepretaciones de una época donde creyeron que Perón era socialista y no quienes simplemente se suman al tren de la victoria y probablemente estén más cerca de los que vieron en el Perón de los '70 un restaurador de órdenes y jerarquías que iba a dar por culo a los que creían que él era socialista. Quiero decir, tenemos varios problemas para afirmar que el progresismo fue alguna vez mayoría dentro del kircherismo o que el progresismo dominó el gran barco del peronismo. Ni siquiera estamos en condiciones de afirmar que el mensaje progresista domina 678.
El kirchnerismo primero debería admitir que hay posibilidades de alternativa por izquierda a si mismo si es que quiere sostener su seriedad. La izquierda deberá saber madurar los frutos de una elección histórica si espera transformarse en un interlocutor necesario del debate político de masas. Madurar principalmente para superar la cuestión del infantilismo, tristemente negado por una inmensa mayoría de militantes. Porque si nos da risa que los niños de La Cámpora se sientan estigmatizados cuando a los militantes de izquierda nos matan a Mariano Ferreyra, no se trata de decir que Ferreyra era un caso conmovedor de iluminación política sino, lo que debiera ser más conmovedor, que era una persona en todo caso como cualquier otra porque el debate de izquierdas y la construcción del socialismo no tienen por qué estar reducidas a quienes se forman en la disciplina secreta de un partido. El camino a una sociedad más justa y la lucha por una hegemonia alternativa que supere los estigmas de clase y las zonceras que operan en lo profundo del sentido común no vendrá gracias a la repartición de panfletos sino por poner la oreja y sacar a flote expresiones subterráneas; de la misma manera que la profundización de un pretendido modelo “nacional y popular” no se va a sostener sobre la base de poner en orden el PJ, ni con el Plan Centinela, proyectos de megaminería, Chevrón, Scioli, Granados, Berni, Insfrán, ex miembros de la UCeDé, etcétera, etcétera.
Hay que revalorizar la técnica del arte político como vocación creativa. Para no dormir en los laureles de una elección histórica la izquierda entonces tiene que entender que el peronismo no puede ser reducido a un bonapartismo chavacano y que el hecho de proponer una plataforma política con iniciativas tanto más integrales que la AUH no significa que esta no haya sido un avance relativo en un mundo donde todo se construye relacionalmente. Preparar el campo para las próximas discusiones y ser capaz de integrar democráticamente diferentes expresiones de la izquierda anti capitalista y anti autoritaria. Y seguramente escribir cosas más interesantes.


1Un artículo muy interesante del colectivo “Juguetes Perdidos” y la experiencia de los jóvenes con la gendarmería como “servicio militar a cielo abierto”: http://colectivojuguetesperdidos.blogspot.com.ar/2013/09/servicio-militar-cielo-abierto.html
2“El candidato esponja: de liberal a conservador popular”, Revista Anfibia, http://www.revistaanfibia.com/cronica/el-candidato-esponja-de-liberal-a-conservador-popular
3“Contratos para los amigos con los aportes de los peones”, Página/12, 15/07/2013, disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-224513-2013-07-15.html
4Si bien podemos entender la influencia de algunos autores como Foucault o Castoriadis, que se formaron como marxistas críticos del proceso soviético (Foucault estuvo afiliado al PC Francés hasta que este se transformó en un mero satélite) y, sobre todo el primero, asignaron vital importancia al peso coercitivo de determinadas instituciones sociales, de modo alguno estas posturas habilitan a la tiranía del uso del sistema de mercado capitalista como presupuesto antropológico.