Hipsters abstenerse
Primero que nada, en
todo momento hay que acordarse de la profundidad del alma y formular
respuestas que se creen originales a las grandes cuestiones de la
vida, los cómo, los para qué, los dónde y cuándo. Y meditar sobre
su pasado: escenas de la niñez, amistades, familia, amores rotos,
amores por venir, amores que no fueron, cariños que ya no están y
aquellos con quienes les gustaría estar pasando este momento. Ellos
no están ni van a estar aunque se sientan ahí y por momentos uno
les esté hablando, pero a no inquietarse: para cuando termine su
atardecer usted estará pensando más bien en buscar una porción de
papas fritas que otra cosa. Intentaremos pasar por todas las
emociones y soledades que sólo un pequeño burgués puede darse el
lujo de interponerse creyendo que está atravesando en un punto
crucial de las reflexiones que hacen a su personalidad y que cree que
sus hallazgos personales son imprescindibles para la historia del
mundo.
Se necesitará de un
lapso de unas dos o tres horas, ya que es fundamental presenciar toda
la transición de la luz del día al recientemente nacido anochecer.
Asumo que al que no le guste el rock en general todo esto no le va a
gustar, así que mis disculpas.
En primer lugar, hay que
llegar sin objetivos o con un objetivo vago. Leer, o no sé, hacer
dibujos, contar ovejas, da lo mismo, porque la cuestión era saltarse
a la música “como sin querer”. Es muy importante no “forzar”
las canciones, tiene que ser intuitivo. Así funcionó está tarde.
Hay que procurar mantener pasajes musicales no demasiado
introspecdeprimentes. Por ejemplo, Radiohead, aunque sea una banda de
cabecera. Cuando estemos por ahí tirados viendo que el sol se va,
salimos, nos metemos en esto.
Como pequeños-burgueses,
creemos tener conciencia de clase por venir de un país tercer
mundista: nos creemos igualmente oprimidos a los ojos del primer
mundo que todos aquellos que verdaderamente la pasan mal (y deberían
darnos una patada en el culo por permitirnos esto. Así y todo hay
una cuota de verdad: la peña burguesía del tercer mundo es
indigente a comparación de la pequeña burguesía del primer mundo;
sin generalizar demasiado, so pena de olvidar que la conciencia
internacionalista del capital viene aggiornando clases
globalmente: el pequeño burgués latinoamericano está mucho más
cerca del pequeño burgués yanki más que de su compatriota vecino
de un guetto. Vamos con algo simple, ante una imagen semi-desierta
que nos recuerda a un Mollo gritón con unos solos de guitarra
bastante épicos. A no preocuparse que el rock nacional se termina
rápido, las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.
No es que uno sea
hipster (los odio con toda mi alma), pero el rock argentino tampoco
da para la pavada para estas cosas, lo digo honestamente como buen
apenas-adulto pequeño burgués estamos completamente adentro de la
música anglosajona. Pero es un “tampoco la pavada” que no
debiera ser: los músicos intelectuales de los '70 que estaban
pasando por una fase de maduración fueron secuestrados, exiliados,
desaparecidos o muertos, salvo contadas excepciones. La consolidación
de la democracia neoliberal en los '80 trajo una bola de música
esperanzadora horrible que se justificaba en “lo nacional”,
heredando cínicamente la premisa de la dictadura al declarar la
guerra a los ingleses por Malvinas en 1982 y prohibir la música
anglosajona en la radio. La creatividad, la ambición sonora, el
talento, la sensibilidad por la emoción musical fueron asesinadas y
en su lugar nos quedaron cosas como Alejandro Lerner, Miguel Mateos
Zas y Viudas e Hijas... no es por desmerecerlos, pero la Argentina
previa a la dictadura era un caldo de cultivo de talentos que nunca
llegaron a ser. Incluso, vamos, el primer disco de Soda Stereo es una
porquería, la novia de Cerati tiene bícep, por favor. Excepciones
siempre las hay: Los Redondos (grabando un disco inspirado en la
revolución rusa cuando todavía no era cool andar con la banderita
de la revolución), Sumo (un grupo delirante haciendo cosas que nadie
entendía ni entiende hoy -me incluyo-, por eso es bueno), V8
(“Luchando por el Metal, 1983, toda una crítica a la hipocresía
hippie del momento expresada geniunamente desde músicos que venían
de las clases populares). Y para decir algo políticamente
incorrectísimo, Los Abuelos de la Nada entran en esa primera bola de
porquerías, no por falta de talento sino porque le cantaban a
marineros bengalíes, a esperar novias en la nieve. Bueno, Spinetta
es un mundo aparte que no logro descifrar como me cae, su etapa
ochentosa me parece poco grata, como la de Charly García, pero
estamos hablando de San Martín y Belgrano, por decir algo.
De toda esta bola de
cosas empezaron a salir un montón de solistas infumables,
verdaderamente infumables, como Lito Nebbia, Jairo, Victor Heredia y
un largo etcetera. Con todo respeto, la música es buena cuando pasa
el examen de la historia. “Los Delirios del Mariscal” de Crucis
se puede escuchar hoy y es impresionante; Victor Heredia le pone
muchas ganas con su voz (y vibrato) pero no es algo así que uno diga
“-insertar expresión deseada-”. De esta licuadira de energía
“nacional” salió también Fito Paez, a veces sobrevaluado cuando
otras cosas que hizo tan bien no se les cuentan. Pero que las hay las
hay. En su primer época ya se olía que había algo distinto, “Del
'63”, con Kennedy a la cabeza, tres agujas. Si, huelen distinto y
no a gargajo nacional-esperanza. Y no nos olvidemos del atardecer.
Estamos viendo el atardecer con una visión privilegiada de un
destino exótico. Y el vídeo ese con el tipo (Fito) corriendo en un
cementerio y diciendo que se quiso escapar a otra ciudad (como
nosotros en este momento) pero que no le sirvió de nada está
fenomenal: porque estaba bajo la misma piel en un mismo lugar y en la
misma ceremonia. El hijo de puta le pegó con una sensibilidad
increíble a un punto crucial, no por eso poco universalisable (en el
sentido de sentirse identificado -“esta canción es para mi”-).
Fito tiene talento, no se puede negar. Imagínese, ahí parado en la
cima de la nada al lado de un montón de rocas. Que va, es una de
las mejores canciones que dio el rock en general.
En mi caso, el sol se
estaba poniendo del otro lado, esto quiere decir que apenas empecé.
Empecé a espaldas de él. Está muy bien este “pifie” inicial,
sea por idiotez o qué, se puede estar muy a gusto sin darse cuenta
de eso. Cuando nos demos vuelta vamos a ver al sol poniéndose y va a
estar bastante más... campeón, por decir algo poco coloquial. Si
estaba bien, ahora está mejor. Estar en una posición flexible
ayuda, tirado pero no acostado, como para que las ideas salgan pero
no se duerman. Apoyar las manos en el suelo para sostener el cuerpo
ayuda a mantener una tensión corporal mínima que puede garantizar
no dormirse. Y ahí cuando nos damos cuenta que el sol se está
poniendo y salen todas luces bonitas, que está soleado pero con
algunas nubes blancas justo en la puesta del sol para que nuestra
alma pequeño-burguesa sienta que está inmensamente llena, o vacía,
da lo mismo. Siendo que el sol entonces andaba así...
… parecía un momento
adecuado para ponerse algo “loco”, como que hable del sol y
dragones, una canción épica. Para ser honestos, lo que Fito nos
daba eran preguntas más bien de tintes románticos disfrazadas de
problemas de identidad (empezarse preguntando por uno mismo cuando en
realidad oculta allí frustraciones o vaya a saber qué amorosas). Es
momento de cambiar el aire, pasar a otras emociones, no estancarse. Y
el cambio es radical. Siguen 22 minutos para meterse adentro de
cualquier cosa que se quiera, como si el sol estuviera bailando
adentro de las nubes, una asistencia mágica de Román en una final,
el suicidio de Nicos Poulantzas o 1917. O todo junto al mismo tiempo.
Nosotros (estoy asumiendo que esto es compartido, pero claro que no:
queda mejor para la estética del texto) también andamos por ahí en
un festín de colores. En los '70, cuando lo tenían que hacer, se lo
hacían bien completa. Esta canción no ha pasado desapercibida, pero
por su duración y pasajes instrumentales, complejos, no es algo así
que digamos un “hit”. Yes, “Gates of Delirium”. Asumo que,
como buenos pequeños-burgueses que somos, manejamos el inglés más
o menos como para comprender lo que dicen algunos pasajes de la
letra, y los que no los entendemos, inventarle algo acorde a lo que
creemos que quedaría bien que diga. 40 años después resulta
increíble que la música que llenaba estadios era la más compleja.
Festejamos (enbuenahora) la llegada del punk como una patada en el
culo a esa música que hacía culto a la élite instrumentista, pero
nos olvidamos de la función de McLaren en los Sex Pistols (casi un director de Marketing) y de
que bien poco duró el punk como movimiento genuino: pocos años
pasaron para que la new wave se lo comiera y salga una mezcla
bochornosa de teclados con efecto “string”, redoblantes con mucho
eco y ese tipo de porquerías. En un abrir y cerrar de ojos habíamos
perdido un contenido musical y lírico contestatario a su medida (un
solo de guitarra de Robert Fripp pega mucho más que alguien
-respetable por lo que siguió- que dice “debería irme o
quedarme”). Estamos ante un proceso de síntesis dialéctica: el
rock progresivo generó como respuesta su negación, el punk. Una
negación que duró muy poco y que nos devolvió toda una bola de
mierda en los '80 (acaso el bien enterrado glam-rock y sus
intrincados-horrendos solos de guitarra no eran ultra técnicos y
llenaban estadios en los '80?). Peor aún, estos seres
rockprogresivos mucho más respetables que los hippies genéricos
residuales (por favor, vergüenza histórica del progresismo) tenían
relaciones con la droga, pero a todas luces habían aprendido de
aquellas experiencias. A ese uso recreativo de la droga lo siguió el
uso autodestructivo del punk, original también. Y eso fue sucedido,
salve dios, por una orgía de cocaína de saco y corbata con un
discurso que hace quedar a Lady Gaga como la sucesora de Foucault.
Venga entonces, 22 minutos de orgasmo progresivo, una banda
inspiradísima en un momento pico de su carrera, Yes nos lleva a “las
puertas del delirio”. Para qué este tema? Que se yo. Dijimos que queríamos pasar por bastantes emociones. La historia nos
lleva, pero más nos está llevando el sol que se va. Si Yes no nos
hicieran pasar tal cosa en 22 minutos, a los 3 estaríamos ya
pensando en qué vamos a cenar. La sucesión de solos de guitarra
punzantes de Steve Howe y ese momento de alucinación donde parece
que todo va a explotar y se resuelve en un ya hiper-épico riff de
teclado de Patrick Moraz (ja, no fue Wakeman quien grabó Relayer!)
hacen del mundo un lugar más justo. Me cuesta pensar en una
resolución más épica de un pasaje musical. Es un instante de
gloria. Y no por eso dejamos de estar relajados. Ya dijimos que
íbamos a obviar a Radiohead, así que podemos tener un poco de
esperanza.
Nos quedamos en los '70,
la época dorada de los temas épicos y largos, pero también una
época dorada de la inspiración musical, como muchos olvidan. Desd
Rush a King Crimson, desde Emerson Like & Palmer al primer
Genesis. De Zeppelin a Black Sabbath (no vamos a hablar de heavy
metal). Estos ejemplos que estamos poniendo tienen una calidad de
sonido que le hacen la competencia a cualquier cosa, hay que
asegurarse de tener unos auriculares medianamente decentes (como
buenos pequeños burgueses imagino que es una obviedad esta
aclaración). Gustavo Santaolalla se había armado una banda de
mierda con canciones maricas(1) llamada “Arco Iris”. Una mierda
atómica para hippies que se creen originales y en realidad se meten
en la filosofía que hizo nacer a la clase burguesa (cuando eran
parias marginales) que por un tipo de prácticas económicas precisas
terminó haciendo caer al modo de producción feudal. Y ahí están
los hippies, apartándose con sus artesanías, creyéndose
originales. Lamentablemente en el idioma del imperio suena mucho más
aguerrido, “Rainbow”, mucho mejor, y ahí va: un puazo de Ritchie
Blackmore en su Fender Strattocaster basta para que Santaolalla se
quede de culo mirando al cielo y se dedique, ahora si, a la noble
tarea de producir discazos (Soda Stereo, Canción Animal; Divididos,
La era de la Boludez), muy lejos de ese hippismo. Este arcoiris
británico llega a un punto elevadísimo cuando Cozy Powell le
empieza a pegar a la batería como para destrozarla y Blackmore sale a la cancha con un riff magistral, de los que no pasan dos veces en la historia (y el
mismo tipo hizo en chan chan chan de “Humo en el Agua” -existe
una gran versión del artista argentino “Teto” Medina-). Tony Carey en los teclados no se queda atrás a pesar de ser la figura de menos peso. Y que decir de su
majestad, Ronnie James Dio (en la gloria descansando) conjugando algo
que pocos cantantes pueden: poder técnico y sensibilidad. Y entre
todo esto, parece que llega el tiempo de irse. La idea es que se
piensa “bueno, este tema y me voy”, pero uno se cruza con
canciones que hacen que el tiempo no pase, o que pase muy rápido.
Por lo menos, está pasando diferente. Y vamos a algo diferente
El sol ya está rojo. No
se puede seguir más con los '70, hace falta otro aire fresco, como
ese que nos está rozando la piel y nos indica que el clima es
inmejorable. Vamos a bajar la complejidad musical un poco y
adelantarnos unos 30 años en la historia. Doves es una gran banda de
rock, inglesa. Para colmo de lo inglés (las dos canciones anteriores
venían del mismo imperio), se pueden tirar un pedo y va a sonar
bonito. Esta gente se dio el lujo de arrancar su primer disco (Lost
Souls, 2000) con este tema instrumental, Firesuite. Nada demasiado
especial en abstracto (nunca, nada especial! Como diría el Indio),
acordes sencillos pasados por trémolos y una voz con delay que cada
tanto dice “hello”. Lo sorprendente es la habilidad para mezclar
texturas sonoras. Ojo! Tampoco por ser lameculos del imperio: En
Argentina Los Redondos y Soda Stereo ya estaban sonando mucho mejor
que mucho mainstream internacional desde 1993. El ahora mito de
Patricio Rey, de la mano de un Indio quisquilloso por el sonido y y
la investigación sonora, Skay con una creatividad y exquisitez
implacable, desde la época de “Lobo suelto, cordero atado”
suenan de una manera que parece haber sido grabado ayer (por ejemplo,
con mucho más dinero, Badmotorfinger de Soundgarden -discazo- tiene
un sonido más pobre). Lo mismo para Soda con su Dynamo. De todas
formas la elección fue otra, Doves. Y acertada. Una simple
combinación de sonidos. Con eso les basta.
Cambiamos de imperio por
unos minutos. Vamos al que despojó al anterior. Quién no haya visto
este video, está a punto de encontrarse con el momento más
exquisito de la historia del Nü Metal. Si, he dicho Nü Metal,
género tan bastardeado por algunos de los “trues” de la música.
Deftones no le servía demasiado a MTV, siempre haciéndose de una
sutileza musical pocas veces vistas (no para el nü metal sino para
la música en general). Veamos, Linkin Park tenía la fórmula
perfecta para hacer hits (nos guste o no, la tenían), Korn se
esmeraba en crear sonidos indescifrablemente mainstream al calor del
sufrimiento infantil, Limp Bizkit hacía millones vendiendo -un
exquisito- chocolate. Pero en Deftones cantaba un gordito, eran una
banda de gorditos, para gorditos. Incubus tenía un funk exquisito de
muy alto nível radiable y encima las abdominales de Brandon hacen
mojar a las niñas. Pero no, los de Deftones son gorditos. Y ahí es
donde parecen más sinceros. Mil bandas de nu metal posteriores
hicieron una burda imitación de ellos sin pegarle una oreja a sus
discos(azos). No es casualidad que le hayan puesto “Minerva” a
esta canción. La diosa de la inspiración. Resuelven con dos acordes
(en realidad 3, Re, Sol y Mi menor) una especie de oda nu metal a
Pink Floyd. Vaya que se inspiró el Chino Moreno en esa melodía
donde le choca una tercera menor a una banda que está tocando el
acorde en modo mayor. Como con Fito Paez, basta con recordar el video
para sentirse parte de la historia. “Dios los bendiga a todos por
las canciones que nos dieron” dice el estribillo. Original para una
banda de metal, no? Mas aún, para los que critican al Nü Metal de
llorón. O no es así, o Deftones es algo de otra galaxia. El sol se
va poniendo adelante nuestro y si sentimos un pequeño consquilleo en
el estomago al mismo tiempo que calma de pensamientos, estamos aún
preparados para seguir, algo más.
Ya estamos en el cielo.
El sol casi no está, se llevó una parte de nosotros. Se empiezan a
ver las estrellas. No hay momento más indicado para darse cuenta que
en toda esta bola de onanismo filosófico uno no es más que una
persona sentada mirando como se pone el sol. Si Deftones le agradece
a alguien por sus canciones, uno de esos alguien sin duda son estos
muchachos. Seguimos con el imperio yanki y para colmo de perfecciones
pequeño-burguesas, este grupo se llama “no más fé” (Faith No
More). “Soy solamente un hombre, que cierra los ojos para poder ver
mejor las estrellas”, que nunca las vamos a poder alcanzar. Eso nos
dice que hace Mike Patton, uno de los mejores cantantes, de la
historia, de la música, acompañado por una banda de la ostia. Nos
liberamos de la culpa de un onanismo peligroso para entrar en el
campo de la reflexión sobre las propias limitaciones. Muy buen
momento para frenar la omnipotencia y ver como este simpático
estadounidense le termina ganando un impresionante duelo vocal a todo
un coro de mujeres. El llamado “fin de la historia” no es tal,
pero pareciera ser que el “posmodernismo” tampoco es tal, sino
una etiqueta que se estiró demasiado. Lo cual nos deja de cara al
cielo, la ingeniosa mezcla de elementos que realiza Faith No More con
Just a Man es sencillamente estupenda. Grandes coros, reflexiones
sobre la vida, bajo y batería llevando un pulso magistral y un
tecladista de los que mejor se sabe expresar en el rock. Si el mundo
no tiene sentido no importa. Podremos no tener más fé, pero tenemos
a Faith No More, je.
Y estamos solos, mirando
un atardecer, probablemente la mejor postal que tengamos en nuestra
vida. Estamos en la cima, somos los reyes. Por qué usar este tema
para cerrar un album que se llama, justamente “Rey por un día,
tonto para el resto de la vida”? (King for a day, fool for a
lifetime, 1995). Las coincidecias son increíbles. Y ya está. Se fue
el sol. También se fueron los '90, donde creíamos ser reyes del
mundo carnalizando con los Estados Unidos y terminamos en la miseria
de por vida. El sol se fue, se murió. Volvimos a ser tontos, nuestro
reinado de la paz se terminó con el último grito de Patton
humillando a esas señoritas del coro. Pero no hace falta caer bajo.
Se terminó nuestra
tarde entonces, ya es de noche: tampoco podemos alargarlo mucho, hay
que saber manejar los momentos. Como hay que saber manejarlos, vamos
con algo que nos de ganas de pararnos y movernos. No todo tiempo
pasado fue mejor, o bien, no todo tiempo presente es necesariamente
peor que el pasado. Con la épica del ridículo, hiriendo a los
hipsters puristas, Muse cerró su album “Black Holes and
Revelations” (2008) -agujeros negros y revelaciones!! no será
mucho?? no- con una canción fantástica, como se puso ahí, épica
hasta el ridículo, un video con cowboys robots del futuro en un
paisaje como el de esta tarde, árido, rocoso. Pase lo que pase, todo
aquel que ame la música debería estar orgulloso de Muse. Han
llegado a llenar varias veces el estadio Wembley y la canción
favorita de sus fans se llama “Citizen Erased” (Ciudadano
eliminado), dura casi 8 minutos y pasa por varios pasajes, es rock progresivo como el disco que lo contiene (Origin of Symmetry, 2002). Que
no contentos con eso, terminan por hacer los que se le canta la gana,
para el odio de sus enemigos. Que el sencillo “Survival” elegido
para los Juegos Olímpicos 2012 es esperanzador o muestra de que los
comió el sistema? La verdad que no tengo idea, pero siendo que se la
ingeniaron para meter una canción poco standart con un final a puro
riff y guitarras épicas (que no son originales para Muse) en medio
de tamaño evento... por favor, respeto por estos muchachos.
Y hace falta aclarar que
somos gente progresista? No se olviden que en el alma del
pequeño-burgués reside una cuota de culpa judeo cristiana que nos
lleva a ciertas inclinaciones políticas con las que tratamos de
solucionar este complejo. Entonces, una canción progresista, por si
fuera poco. Entre estos cowboys robots del futuro, Bellamy (genio de
las guitarras, pianos y voces) grita “no gastes tu tiempo o el
tiempo te gastará a ti”, “cómo puede ser que ganemos cuando los
tontos son los reyes?”. Claro que no son marxistas revolucionarios
ni le cantan a la lucha de clases, sin embargo se las ingenian para
sonar en todas las radios cantando cosas como “no nos van a
controlar, seremos victoriosos” (Uprising), “la rebelión llegará
pronto, debes cambiar el mundo y usar esta chance” (Butterflies and
Hurricanes), “Destruye a tus líderes, destruye a la demonocracia”
(Assasin), por estúpidas que a nuestros
creídos-de-haber-pasado-por-todo oídos les parezca: estos tipos
suenan en las radios de todo el mundo y no es joda. No son Rage
Against The Machine en este sentido (caso único de mezcla de
masividad y militancia revolucionaria) pero convengamos que rapeando
la mesa está más servida. Y así preparamos la despedida.
Hemos vuelto al imperio
original del rock con Muse, y seguimos ahí un poco más. Ya estamos
caminando, aprontando la salida imaginaria. Una guitarra acústica y
ciertos pasajes dignos de Pink Floyd nos están siendo regalados por
esta banda maltratada por la historia que los clasificó de
“brit-pop”. Tales of endurance partes 4, 5 y 6, como si
existieran primeras 3 partes. Supergrass se hizo conocido por cantar
que estaba todo bien (Alright, 1995), pero en este disco (Road to
Rouen, 2005) ya estaban bastante más en otra. Ya lo estaban desde su
tercer disco (Supergrass, 1999). Y aquí le decimos adiós a las
rocas con forma de poronga que vi hoy. Ha sido una gran tarde.
EPÍLOGO
Hace falta volver, a no
ser que estemos parando al costado de estas rocas, hay que regresar a
“casa” o donde sea. Toda la música que pusimos acá es rock. Y
hay que creer que esto no es la excepción. Como buen pequeño-burgués
argentino, voy a despedirnos con el genio argentino del rock
progresivo. Astor Piazzolla. Por si no se leyó bien, “el genio
argentino del rock progresivo”. El y Charly García, no hace falta
buscar caras ocultas demasiado bajo la alfombra de un pasado que no
fue. Si claro, tenemos a Crucis, por ejemplo, algo magnifico. Pero en
estos dos (con Charly hablamos no solo de él sino de esa gloria en
forma de cuarteto que se llamaba Serú Girán) se esconde el secreto
del buen gusto de la música argentina, más rica de lo que podemos
llegar a apreciar (no se ofenda por no ir más allá del rock). Y
otra vez, puse rock progresivo, si. Astor Piazzolla. Hizo rock
progresivo antes de que tal cosa existiera.
El sol murió hace rato
y es tiempo de la nostalgia. Buenos Aires está mucho más lejos de
lo que nunca estuvo jamás para mi. Y Argentina, eso de lo que tanto
renegamos pero donde al final nos sentimos más o menos acobijados
(tampoco la pavada, eh), la cultura gataflora que tanto nos lastima
(pero nos gusta). El país que lo tiene todo a pesar de haber perdido
mucho. Si Brasil es el país de la alegría, Argentina es el país
del ego en sudamérica. Como dice la canción, “hoy somos todos
gente del pasado, y la lucineta es que nadie quiere volver a ser como
antes, no!” (Scaramanzia, Patricio Rey y sus Redonditos de
Ricota)
Fin
Notas
(1) Perdón, no es en
absoluto por homofobia ya que es un concepto mucho más amplio,
parece ser una palabra atinadísima para esto. En todo caso, se
recomienda ver el capitulo de South Park donde los niñitos empiezan
a movilizarse para que a los motoqueros que hacen ruidos terribles y
poses de macho se les llame así (somos pequeño burgueses, nos gusta
mucho South Park)